Jose Gregorio Garcia. Jessica Guevara Acaro. Alex El Puma Indomable. Peter El Rojo. Angel Magan. Patricia Cadavid. La Hora de la Verdad. Hitarina Chiok Levano. Alan Florentino. Andres Zuluaga Llorente. Paula Garcia. Popular en Pope. Oscar Rivera. Valentina Alvarado. Lewis Cordoba. Erick Ortiz. Eduardo Pajaro. Hames Harolcito Sanchez Torres. Gustavo Adolfo Poroj Ambrosio. Josue Bonilla. Netzahualcoyotl H Xochitiotzin Ortega.
El artista, imagen de Dios Creador 2. La especial vocacin del artista 3. La vocacin artstica al servicio de la belleza 4. El artista y el bien comn 5. El arte ante el misterio del Verbo encarnado 6. Alianza fecunda entre Evangelio y arte 7. Los principios 8. La Edad Media 9. Humanismo y Renacimiento Hacia un dilogo renovado En el espritu del Concilio Vaticano II La Iglesia tiene necesidad del arte El arte, tiene necesidad de la Iglesia?
Llamada a los artistas Espritu creador e inspiracin artstica La Belleza que salva. El artista, imagen de Dios Creador 1. Nadie mejor que vosotros, artistas, geniales constructores de belleza, puede intuir algo del pathos con el que Dios, en el alba de la creacin, contempl la obra de sus manos. Un eco de aquel sentimiento se ha reflejado infinitas veces en la mirada con que vosotros, al igual que los artistas de todos los tiempos, atrados por el asombro del ancestral poder de los sonidos y de las palabras, de los colores y de las formas, habis admirado la obra de vuestra inspiracin, descubriendo en ella como la resonancia de aquel misterio de la creacin a la que Dios, nico creador de todas las cosas, ha querido en cierto modo asociaros.
Por esto me ha parecido que no hay palabras ms apropiadas que las del Gnesis para comenzar esta Carta dirigida a vosotros, a quienes me siento unido por experiencias que se remontan muy atrs en el tiempo y han marcado de modo indeleble mi vida. Con este texto quiero situarme en el camino del fecundo dilogo de la Iglesia con los artistas que en dos mil aos de historia no se ha interrumpido nunca, y que se presenta tambin rico de perspectivas de futuro en el umbral del tercer milenio. En realidad, se trata de un dilogo no solamente motivado por circunstancias histricas o por razones funcionales, sino basado en la esencia misma tanto de la experiencia religiosa como de la creacin artstica.
La pgina inicial de la Biblia nos presenta a Dios casi como el modelo ejemplar de cada persona que produce una obra: en el hombre artfice se refleja su imagen de Creador. Esta relacin se pone en evidencia en la lengua polaca, gracias al parecido en el lxico entre las palabras stweca creador y twrcam artfice.
Cul es la diferencia entre creador y artfice? El que crea da el ser mismo, saca alguna cosa de la nada ex nihilo sui et subiecti, se dice en latn y esto, en sentido estricto, es el modo de proceder exclusivo del Omnipotente. El artfice, por el contrario, utiliza algo ya existente, dndole forma y significado.
Este modo de actuar es propio del hombre en cuanto imagen de Dios. En efecto, despus de haber dicho que Dios cre el hombre y la mujer a imagen suya cf. Gn 1, 27 , la Biblia aade que les confi la tarea de dominar la tierra cf. Gn 1, Fue en el ltimo da de la creacin cf. En los das precedentes, como marcando el ritmo de la evolucin csmica, el Seor haba creado el universo. Al final cre al hombre, el fruto ms noble de su proyecto, al cual someti el mundo visible como un inmenso campo donde expresar su capacidad creadora.
As pues, Dios ha llamado al hombre a la existencia, transmitindole la tarea de ser artfice. En la creacin artstica el hombre se revela ms que nunca imagen de Dios y lleva a cabo esta tarea ante todo plasmando la estupenda materia de la propia humanidad y, despus, ejerciendo un dominio creativo sobre el universo que le rodea.
El Artista divino, con admirable condescendencia, trasmite al artista humano un destello de su sabidura trascendente, llamndolo a compartir su potencia creadora.
Obviamente, es una participacin que deja intacta la distancia infinita entre el Creador y la criatura, como sealaba el Cardenal Nicols de Cusa: El arte creador, que el alma tiene la suerte de alojar, no se identifica con aquel arte por esencia que es Dios, sino que es solamente una comunicacin y una participacin del mismo.
Slo as puede comprenderse a fondo a s mismo, su propia vocacin y misin. La especial vocacin del artista 2. No todos estn llamados a ser artistas en el sentido especfico de la palabra. Sin embargo, segn la expresin del Gnesis, a cada hombre se le confa la tarea de ser artfice de la propia vida; en cierto modo, debe hacer de ella una obra de arte, una obra maestra.
Es importante entender la distincin, pero tambin la conexin, entre estas dos facetas de la actividad humana. La distincin es evidente.
En efecto, una cosa es la disposicin por la cual el ser humano es autor de sus propios actos y responsable de su valor moral, y otra la disposicin por la cual es artista y sabe actuar segn las exigencias del arte, acogiendo con fidelidad sus dictmenes especficos.
En efecto, en este caso, no se trata de realizarse uno mismo, de formar la propia personalidad, sino solamente de poner en acto las capacidades operativas, dando forma esttica a las ideas concebidas en la mente. Pero si la distincin es fundamental, no lo es menos la conexin entre estas dos disposiciones, la moral y la artstica. En efecto, al modelar una obra el artista se expresa a s mismo hasta el punto de que su produccin es un reflejo singular de su mismo ser, de lo que l es y de cmo es.
Esto se confirma en la historia de la humanidad, pues el artista, cuando realiza una obra maestra, no slo da vida a su obra, sino que por medio de ella, en cierto modo, descubre tambin su propia personalidad. En el arte encuentra una dimensin nueva y un canal extraordinario de expresin para su crecimiento espiritual. Por medio de las obras realizadas, el artista habla y se comunica con los otros. La historia del arte, por ello, no es slo historia de las obras, sino tambin de los hombres.
Las obras de arte hablan de sus autores, introducen en el conocimiento de su intimidad y revelan la original contribucin que ofrecen a la historia de la cultura. Indice La vocacin artstica al servicio de la belleza 3. Escribe un conocido poeta polaco, Cyprian Norwid: La belleza sirve para entusiasmar en el trabajo, el trabajo para resurgir. Ya se ha visto cuando he recordado la mirada complacida de Dios ante la creacin. Al notar que lo que haba creado era bueno, Dios vio tambin que era bello.
La belleza es en un cierto sentido la expresin visible del bien, as como el bien es la condicin metafsica de la belleza. Lo haban comprendido acertadamente los griegos que, uniendo los dos conceptos, acuaron una palabra que comprende a ambos: kalokagathia, es decir belleza-bondad.
A este respecto escribe Platn: La potencia del Bien se ha refugiado en la naturaleza de lo Bello. El artista vive una relacin peculiar con la belleza.
En un sentido muy. Y, ciertamente, tambin ste es un talento que hay que desarrollar segn la lgica de la parbola evanglica de los talentos cf. Mt 25, Entramos aqu en un punto esencial. Quien percibe en s mismo esta especie de destello divino que es la vocacin artstica de poeta, escritor, pintor, escultor, arquitecto, msico, actor, etc. Indice El artista y el bien comn 4. La sociedad, en efecto, tiene necesidad de artistas, del mismo modo que tiene necesidad de cientficos, tcnicos, trabajadores, profesionales, as como de testigos de la fe, maestros, padres y madres, que garanticen el crecimiento de la persona y el desarrollo de la comunidad por medio de ese arte eminente que es el arte de educar.
En el amplio panorama cultural de cada nacin, los artistas tienen su propio lugar. Precisamente porque obedecen a su inspiracin en la realizacin de obras verdaderamente vlidas y bellas, non slo enriquecen el patrimonio cultural de cada nacin y de toda la humanidad, sino que prestan un servicio social cualificado en beneficio del bien comn. La diferente vocacin de cada artista, a la vez que determina el mbito de su servicio, indica las tareas que debe asumir, el duro trabajo al que debe someterse y la responsabilidad que debe afrontar.
Un artista consciente de todo ello sabe tambin que ha de trabajar sin dejarse llevar por la bsqueda de la gloria banal o la avidez de una fcil popularidad, y menos an por la ambicin de posibles ganancias personales.
Existe, pues, una tica, o ms bien una espiritualidad del servicio artstico que de un modo propio contribuye a la vida y al renacimiento de un pueblo. Precisamente a esto parece querer aludir Cyprian Norwid cuando afirma: La belleza sirve para entusiasmar en el trabajo, el trabajo para resurgir.
Indice El arte ante el misterio del Verbo encarnado 5. La ley del Antiguo Testamento presenta una prohibicin explcita de representar a Dios invisible e inexpresable con la ayuda de una imagen esculpida o de metal fundido Dt 27, 25 , porque Dios transciende toda representacin material: Yo soy el que soy Ex 3, Sin embargo, en el misterio de la Encarnacin el Hijo de Dios en persona se ha hecho visible: Al llegar la plenitud de los tiempos, Dios envi a su Hijo, nacido de mujer Ga 4, 4.
Dios se hizo hombre en Jesucristo, el cual ha pasado a ser as el punto de referencia para comprender el enigma de la existencia humana, del mundo creado y de Dios mismo. De ello se deriva un desarrollo de la belleza que ha encontrado su savia precisamente en el misterio de la Encarnacin. En efecto,. La Sagrada Escritura se ha convertido as en una especie de inmenso vocabulario P.
Claudel y de Atlas iconogrfico M. Chagall del que se han nutrido la cultura y el arte cristianos. El mismo Antiguo Testamento, interpretado a la luz del Nuevo, ha dado lugar a inagotables filones de inspiracin. A partir de las narraciones de la creacin, del pecado, del diluvio, del ciclo de los Patriarcas, de los acontecimientos del xodo, hasta tantos otros episodios y personajes de la historia de la salvacin, el texto bblico ha inspirado la imaginacin de pintores, poetas, msicos, autores de teatro y de cine.
Una figura como la de Job, por citar slo un ejemplo, con su desgarradora y siempre actual problemtica del dolor, contina suscitando el inters filosfico, literario y artstico. Y qu decir del Nuevo Testamento? Desde la Navidad al Glgota, desde la Transfiguracin a la Resurreccin, desde los milagros a las enseanzas de Cristo, llegando hasta los acontecimientos narrados en los Hechos de los Apstoles o los descritos por el Apocalipsis en clave escatolgica, la palabra bblica se ha hecho innumerables veces imagen, msica o poesa, evocando con el lenguaje del arte el misterio del Verbo hecho carne.
Todo ello constituye un vasto captulo de fe y belleza en la historia de la cultura, del que se han beneficiado especialmente los creyentes en su experiencia de oracin y de vida. Para muchos de ellos, en pocas de escasa alfabetizacin, las expresiones figurativas de la Biblia representaron incluso una concreta mediacin catequtica.
Indice Alianza fecunda entre Evangelio y arte 6. La autntica intuicin artstica va ms all de lo que perciben los sentidos y, penetrando la realidad, intenta interpretar su misterio escondido. Dicha intuicin brota de lo ms ntimo del alma humana, all donde la aspiracin a dar sentido a la propia vida se ve acompaada por la percepcin fugaz de la belleza y de la unidad misteriosa de las cosas.
Todos los artistas tienen en comn la experiencia de la distancia insondable que existe entre la obra de sus manos, por lograda que sea, y la perfeccin fulgurante de la belleza percibida en el fervor del momento creativo: lo que logran expresar en lo que pintan, esculpen o crean es slo un tenue reflejo del esplendor que durante unos instantes ha brillado ante los ojos de su espritu. El creyente no se maravilla de esto: sabe que por un momento se ha asomado al abismo de luz que tiene su fuente originaria en Dios.
Acaso debe sorprenderse de que el espritu quede como abrumado hasta el punto de no poder expresarse sino con balbuceos? El verdadero artista est dispuesto a reconocer su limitacin y hacer suyas las palabras del apstol Pablo, segn el cual Dios no habita en santuarios fabricados por manos humanas, de modo que no debemos pensar que la divinidad sea algo semejante al oro, la plata o la piedra,.
Si ya la realidad ntima de las cosas est siempre ms all de las capacidades de penetracin humana, cunto ms Dios en la profundidad de su insondable misterio! El conocimiento de la fe es de otra naturaleza. Supone un encuentro personal con Dios en Jesucristo. Este conocimiento, sin embargo, puede tambin enriquecerse a travs de la intuicin artstica.
Un modelo elocuente de contemplacin esttica que se sublima en la fe son, por ejemplo, las obras del Beato Anglico. A este respecto, es muy significativa la lauda exttica que San Francisco de Ass repite dos veces en la chartula compuesta despus de haber recibido en el monte Verna los estigmas de Cristo: T eres belleza T eres belleza!.
La Iglesia, pues, tiene necesidad del arte. La pregunta puede parecer provocadora. Hago una llamada especial a los artistas cristianos. Jesucristo no solamente revela a Dios, sino que «manifiesta plenamente el hombre al propio hombre» [23]. En Cristo, Dios ha reconciliado consigo al mundo. Ya en los umbrales del tercer milenio, deseo a todos vosotros, queridos artistas, que os lleguen con particular intensidad estas inspiraciones creativas.
La belleza es clave del misterio y llamada a lo trascendente. Fides et ratio 14 septiembre , AAS 91 , Carta ap. Gaudium et spes , sobre la Iglesia en el mundo actual, II, Const. Dostoievski, El Idiota , p. III, cap. Pulchritudo tam antiqua et tam nova, sero te amavi!
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